Miguel Ángel Criado me lanzó un par de preguntas para documentar su artículo titulado “Primeros abandonos en la ‘adictiva’ Facebook“, publicado hoy en Público, en el que habla del presunto mal momento que vive la red social, presa de protestas y supuestas deserciones de usuarios reclamando un mejor tratamiento de la privacidad. Mi visión es justamente la opuesta, y avalada además por los datos: Facebook no solo no está pasando por un mal momento, sino que ha incorporado más de diez millones de usuarios desde que en el pasado f8 anunció la batería de cambios contra la que determinados profetas pretenden protestar. En realidad, el problema que tienen algunos no es con Facebook, sino con la cambiante concepción de la privacidad en el entorno de la sociedad en su conjunto.
A continuación, como hago habitualmente, copio el intercambio completo de preguntas y respuestas con Miguel Ángel Criado:
P. Los problemas de privacidad de Facebook, son fruto de que no la considera una prioridad o son más un fallo de los propios usuarios?
R. Los problemas de Facebook con la privacidad no tienen nada que ver con Facebook: son la consecuencia de la evolución de la percepción de la privacidad en la sociedad, algo que podemos ver perfectamente si observamos a los jóvenes actuales, o si nos paramos a pensar en lo absurdo de quienes quieren socializar y tener una vida completa en la red mientras piensan que pueden esconder todo sobre su vida como si fuesen terroristas encapuchados. El problema no lo tiene Facebook, lo tiene la propia sociedad: una sociedad que llegó al concepto de privacidad como un accidente, cuando los grupos humanos residentes en núcleos pequeños en los que no existía la privacidad se trasladaron a grandes ciudades en las que las personas no eran capaces de abarcar la totalidad de los datos del creciente número de personas indiferenciadas que les rodeaban en inmensos bloques de apartamentos. Ahora, merced a la tecnología, hemos vuelto a las aldeas: puedes ver el nombre de un vecino en su buzón, y enterarte de toda su vida mediante unas cuántas búsquedas bien atinadas. No, el problema no es de Facebook: quien quiera, puede poner sus opciones de privacidad en Facebook tan cerradas como las de una monja de clausura. Pero no quieren, porque ello les impide ciertas cosas, ser encontrados por sus compañeros de colegio o localizados por la vecina rubia del quinto: prefieren protestar, y decir que la culpa es de Facebook, en lugar de suya por no haber ni siquiera entrado a cambiar las opciones de privacidad que venían por defecto.
P. Crees que la eclosión de pequeñas redes y software para crearlas puede poner en aprietos a Facebook?
R. En absoluto. Las redes horizontales solo tienen sentido a partir de una dimensión muy elevada, la que permite que encuentres a un porcentaje alto de tu red en ellas. Una red ad hoc sirve para un propósito coyuntural y puede ser muy interesante, pero el trabajo de mantenerla actualizada choca con su escasa dimensión y sus carencias a la hora de gestionar la red. Siempre existirá una red horizontal de propósito generalista donde desarrollemos una gran parte de nuestra vida social, sea Facebook u otra, una red en la que no tiene demasiado sentido andar encapuchado, aunque ello lógicamente no implique que tengamos que compartirlo todo con todo el mundo. En las redes sociales falta mucho desarrollo del protocolo de uso, pero eso no es una carencia de las redes sociales: lo es de los usuarios.
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